La hipoacusia neurosensorial súbita es una patología que los otorrinolaringólogos y otólogos atendemos con no tan alta frecuencia, representa una urgencia que requiere un manejo rápido y adecuado, con el fin de mejorar el pronóstico auditivo en estos pacientes. Tiene una incidencia de menos de 100 casos por cada 100 000 habitantes al año (1). La tríada clásica de presentación corresponde a la “regla del 3”, que es una pérdida o disminución auditiva de instauración en menos de tres días, con una pérdida de al menos 30 dB en más de tres frecuencias consecutivas.
Quiero hacer un llamado de atención, ya que considero importante que no solo los otorrinolaringólogos y los profesionales de la salud conozcamos de esta relación entre el virus del SARS-CoV-2 con la hipoacusia neurosensorial súbita, sino que toda la comunidad colombiana esté alerta de este síntoma y, en caso de presentar pérdida auditiva, consulte de inmediato. Con esto lograríamos generar conciencia sobre esta presentación atípica e inespecífica de la enfermedad por el virus del SARS-CoV-2, lo cual nos permitirá detectarla, diagnosticarla y tratarla de forma oportuna, ya que se sabe que el pronóstico varía en gran medida dependiendo de al cuánto tiempo de instaurados los síntomas se inicie el tratamiento con corticosteroides.
El 3 de marzo se celebró el Día Mundial de la Audición, por lo que quisiera aprovechar para tomar consciencia de la importancia de la detección temprana de las pérdidas auditivas en los niños, así como fomentar el cuidado auditivo y la prevención de la hipoacusia. Según la reciente publicación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que en la actualidad 1 de cada 5 personas en el mundo sufren algún grado de hipoacusia que no está siendo tratada, lo que corresponde al 5,5 % de la población mundial actual; esto genera un gasto en la economía global de US $ 980 billones anualmente (1). La OMS hace un llamado de atención a la población para tomar consciencia, ya que se estima que para 2050 la prevalencia de la pérdida auditiva aumentará a 1 de cada 4 personas (2). En este sentido, es muy importante que los otorrinolaringólogos, especialistas del área, enfoquemos nuestro ejercicio profesional diario a la prevención, detección temprana y el tratamiento óptimo de las pérdidas auditivas.
En la actualidad, 34 millones de niños sufren de algún grado de pérdida auditiva. Para la prevención de la hipoacusia sabemos que, del total de las causas principales de esta en la edad infantil, el 60 % se pueden prevenir mediante la aplicación de las vacunas contra la rubéola, las paperas, el sarampión y la meningitis; también mediante el tratamiento temprano y oportuno de las otitis medias y el tamizaje auditivo infantil periódico en la edad escolar. Es muy importante vacunar a las mujeres en edad reproductiva contra la rubéola y prevenir la infección de citomegalovirus durante el embarazo. En los adultos jóvenes y mayores, la prevención iría encaminada a evitar la exposición al ruido o el trauma acústico, y el uso de medicamentos ototóxicos (2). En la actualidad, la OMS estima que más de 1 billón de jóvenes entre los 12-35 años se encuentran en riesgo de hipoacusia debido a la exposición recreacional al ruido.
En Colombia aún existen falencias en la detección temprana de la hipoacusia. En la edad infantil esta debe basarse principalmente en un buen tamizaje auditivo neonatal, el cual, a pesar de que ya se encuentra cubierto por el plan básico de salud, solo está establecido y se aplica en unas pocas instituciones. Este consiste en realizar un tamizaje auditivo universal, lo que se refiere a que debe realizarse a todo bebé que nace en el territorio nacional y no únicamente a aquellos que presenten un factor de riesgo. Pero, ¿por qué debe hacerse universal? Porque entre el 35 %-50 % de los niños con hipoacusia al momento de nacer no tienen factores de riesgo. Cuando en un país no se cuenta con un buen programa de detección de la pérdida auditiva, el promedio de edad en la que se hace un diagnóstico de hipoacusia es alrededor de los 3 años. Para este momento, ya se ha pasado el período crítico de diagnóstico y tratamiento, que es antes de los 3 años, cuando hay una gran capacidad de plasticidad neuronal.
Esta hipoacusia no detectada ni tratada en el recién nacido o lactante menor tendrá un impacto negativo en el desarrollo del habla, el lenguaje, el ámbito socioemocional y el desempeño académico durante la niñez o la adolescencia; esto se traduce en un adulto con menores oportunidades de formación académica y desempeño laboral respecto a los normo oyentes.
Todo esto es completamente prevenible instaurando centros con tamizaje auditivo universal al nacer para todo recién nacido, sin importar si tenga o no factores de riesgo, para que la pérdida auditiva se detecte y trate a tiempo, y evitemos llegar a estas circunstancias. Por esta razón, incentivo a todos mis colegas otorrinolaringólogos y otólogos para que seamos líderes en las instituciones donde laboremos en la creación de un programa de detección temprana y tratamiento oportuno de la
hipoacusia, aprovechando que el Ministerio de Salud tiene contemplado el tamizaje auditivo neonatal universal como un procedimiento de carácter obligatorio.
Cabe resaltar que la detección es el primer paso para realizar un diagnóstico oportuno y a tiempo y así tratar de manera temprana las pérdidas auditivas y tener un buen resultado. En las pérdidas auditivas profundas se vuelve fundamental poder proveer un tratamiento oportuno. En la actualidad, la mayoría de las pérdidas auditivas tienen solución: ya sea la adaptación de aparatos/audífonos de amplificación auditiva o un tratamiento quirúrgico, para enfocarse después en la rehabilitación auditivo-verbal de pacientes con diferentes grados de pérdida auditiva gracias a la ayuda de terapeutas expertos en fonoaudiología, junto con una buena red de apoyo psicosocial.
Tenemos también que promover no solo el diagnóstico sino el tratamiento, ya que la hipoacusia es una de las enfermedades crónicas más desatendidas (menos de 1 de cada 5 pacientes que requieren de un tratamiento/ayuda auditiva realmente lo reciben). Este hecho muchas veces se da debido al desconocimiento de los médicos y los pacientes sobre las opciones de tratamiento disponibles, y de la implementación deficiente de los derechos del paciente sordo y la legislación existente.
García Rey T. Hipoacusia neurosensorial súbita y su relación con COVID-19. Acta otorrinolaringol cir cabeza cuello [Internet]. 2 de octubre de 2021 [citado 9 de septiembre de 2022]; 49(3):181 - 182. Disponible en: https://revista.acorl.org.co/index.php/acorl/article/view/641